La radicalidad en el teatro es una percepción subjetiva. Pero si hay una mirada franca sobre las cosas y un compromiso real con ellas, es posible que ahí se pueda hablar de "radicalidad". Yo no quería que mi decidida apuesta por un teatro en femenino desde Cía. "Porfinteatro", se perdiera en la nebulosa de las cosas efímeras, y cuando vi, en el Centro Cultural "Alfonso Fernández Torres" de mi pueblo, la "Casandra" que la extraordinaria actriz que es Marina Miranda interpretó para "Tríade Teatro", supe que esa mujer tenía que formar parte de ese proyecto con el que, desde mi compañía, quisimos dar voz a las mujeres maltratadas por la propia historia del teatro.

        Y Marina, en un acto de generosidad para con el teatro, pero también para con la lucha por la igualdad, se hace cargo de "Medea", "Ofelia" y "Adela", tres mujeres paradigma de lucha, controversia y ruptura, en nuestro espectáculo "Ellas, el Teatro" que la pandemia ha dejado en suspenso... Pero es que no se queda ahí la cosa, Marina Miranda, que entiende que una actriz no tiene excusas para reivindicar derechos desde esa posición de privilegio que es ser portadora de la palabra, decide formar parte del reparto de "...y de postre, versos", la propuesta de teatro para público familiar con la que, desde la visión de dos cómicas del Siglo de Oro perdidas en el tiempo, proponemos al público más joven mensajes de tolerancia, diversidad y respeto.

    Y ya, en un alarde  de "loop the loop", nos ha dejado una "Lisa" diferente y eternamente demoledora de los fantasmas que, desde la noche de los tiempos, han asustado el pensamiento femenino, en "Camino a Tar", el cortometraje que verá la luz este año de gracia de 2021, con el que Fer Martínez y un servidor queremos incidir en esa castradora ausencia de amor y emociones que es la distrofia de género que todavía padece esta sociedad con la que disfraza, indolente, su doble moral.